Gobernar no es abrir oficinas nuevas. Es hacer que las que ya existen funcionen. Costa Rica no necesita más diagnósticos, ni discursos inspiradores. Necesita decisiones claras, gestión eficiente y resultados concretos. Y yo estoy lista para tomarlos y ejecutarlos.
El Estado no está colapsado. Está mal dirigido. Y eso no se resuelve con promesas, se corrige con liderazgo. La corrupción no solo es robar. También es quedarse quieto, poner excusas, mirar para otro lado. Cada minuto que el Estado no responde, hay alguien allá afuera perdiendo una oportunidad para salir adelante. Eso también es corrupción.
No vine a sumar instituciones. Vine a ordenar el desorden que ya tenemos. Cada institución pública debe cumplir una función. Si no la cumple, rendirá cuentas o se cerrará. Cada funcionario debe recordar a quién le responde: al pueblo, no al ministro. Lo mínimo que se espera es que trabajen, y que lo hagan bien.
No hace falta una ley para cada cosa. Hace falta alguien que presida y que tome buenas decisiones. La Presidencia no es un púlpito para indignarse ni una sala de quejas. Es un centro de ejecución. Y conmigo, se va a usar como debe ser.
Las municipalidades pueden ser grandes aliadas si se les respeta y se les integra con inteligencia. Yo sí voy a trabajar con ellas. Muchas cosas hoy funcionan por inercia. Con liderazgo, van a funcionar con propósito.
La gente está harta de las excusas. Quiere resultados. Y los va a tener. No vine a complacer. Vine a ordenar. Y al que no le guste, le tocará hacerse a un lado.
La corrupción no se combate con slogans. Se combate con decisiones valientes, con autoridad y con voluntad política. Eso es lo que ofrezco. Eso es lo que voy a hacer.
